jueves, 15 de marzo de 2012

REGIÓN CARIBE!!! Enseñanzas del Voto Caribe


Hace dos años, el 14 de marzo de 2010, junto con las elecciones del Congreso se cumplió la consulta popular que llamamos Voto Caribe para expresar una voluntad de integración y desarrollo político, económico y social en los ocho departamentos que conforman el Caribe colombiano.
¿Tiene sentido que hoy recordemos aquellos momentos históricos de la campaña y confrontemos los logros con las expectativas con las cuales fuimos a las urnas a depositar la papeleta que contenía un breve texto-mandato para que se avanzara en la creación de las regiones político-administrativas en los términos que establece la Constitución vigente?
Creemos que sí. En primer lugar, porque el desarrollo no es tarea de un día para otro sino un proceso que se requiere sea progresivo, de largo aliento y con actores bien encaminados y confiables que pongan a jugar de manera integrada los diferentes factores que inciden. Segundo, porque en el análisis tiene que estar siempre presente una revisión de los obstáculos que surgen para lograr los objetivos siendo que, si hablamos de regionalización, lo buscado es nada menos que cambiar los resortes del poder del Estado para trasladarlos a los territorios. También hay que considerar las oportunidades. Y, en tercer lugar, si la decisión es persistir, toca establecer colectivamente cuál es la agenda.
El Voto Caribe nos deja varias enseñanzas dos años después. Una es la identidad regional. Nunca como ahora, y en ello ha tenido mucho que ver la existencia de Telecaribe y la tarea consistente de los medios de comunicación, la Región se había unificado en torno a lo que es y desea ser en sus propósitos sociales y políticos.
La erradicación de la pobreza extrema es la prioridad en el Caribe y este consenso no lo habríamos alcanzado si no hubiésemos buscado, y afortunadamente encontrado, un objetivo trascendental integrador que estuviera fuera de discusión. De ahí que esté haciendo carrera la tesis de que erradicar la pobreza es el objetivo y lo demás (autonomía, competitividad, probidad y alianzas virtuosas) son los medios para lograrlo. Cuando se habla de financiación del desarrollo en el Caribe se piensa inmediatamente en su aplicación hacia la política social, y esto es un logro histórico. No hay duda.
Es obvio que sectores básicos para el desarrollo como infraestructura para la competitividad forman parte del debate público, pero lo primero es el desarrollo humano. No debemos perder la ruta.
Otra enseñanza es que, mientras el centralismo en Colombia es cada día más vigoroso y tiene poderosos defensores, al Caribe le faltan mejores liderazgos, especialmente en el Congreso y en las administraciones territoriales, para que interpreten los mensajes de la época cuando hablamos de desarrollo en sus diferentes ámbitos.
Es perniciosa la fama que hemos adquirido, injusta en muchos aspectos, de mayor proclividad a la corrupción y al descuido frente a los temas trascendentales en el quehacer político y administrativo. Una prueba de ello es que durante el trámite de las leyes llamadas a darle contenido al Voto Caribe no hubo bloque parlamentario que gestionara eficazmente lo que correspondía.
Así se perdieron oportunidades en materia de regalías, ordenamiento territorial y en identificación de proyectos concretos. En el segundo aniversario del Voto Caribe, esperamos que el liderazgo de la Costa se siga fortaleciendo.
raimundoalvarado@hotmail.com